sábado, 13 de febrero de 2010

Sorpresas

Si hay algo que caracteriza la vida del naturalista es que por mucho que salgas al campo, nunca dejas de llevarte sorpresas. Puede ser ver una especie diferente, un comportamiento, un lugar en concreto...pero siempre vuelves con nuevas experiencias a casa. l caso es que ayer fue un día con bastantes sorpresas de este tipo.
Para empezar pude ver el primer gato montés de este año y además en la comarca de Laciana. Es la primera vez que lo veo en mi comarca vivo, encontré algún ejemplar atropellado y huellas y excrementos en abundancia pero por fin pude ver la elegancia al caminar de esta especie en mi tierra. Esto suma una comarca más a la lista de lugares en los que he tenido encuentros con los monteses. El animal en concreto campeaba por un prado moteado con nieve a unos 1300 metros de altitud y a las 2 de la tarde aproximadamente. Sus huellas quedaban impresas sobre las finas manchas de nieve y la verdad es que tenían un tamaño considerable. Siempre he tenido esrella con esta especie y los que sigáis el blog y me conozcáis un poquillo sabéis que me apasiona. Simboliza la paciencia, la espera, la técnica pulida a lo largo de miles de años, la eficacia...que no pierde el tiempo por decirlo de alguna forma. Su silueta se dibuja en los prados sentada, con sus orejas orientables moviendose en busca de cualquier sonido de un micromamífero que puede ocupar un acogedor lugar en su estómago en cualquier momento.
Es practicamente lo opuesto a un cánido como el zorro por ejemplo, campea distraidamente esperando que aparezca algo que llevarse a la boca en algún momento y no hace ascos practicamente a nada, sin embargo el gato montés está practicamente limitado a la carne. Aquí van un par de fotos del precioso ejemplar de ayer, con un tupido pelaje invernal y una mirada que atraviesa la carne.

Gato montés (Felis sylvestris)

Gato montés

Pronto comenzará de pleno el celo de esos animales dejando escuchar sus maullidos en las noches calmadas de la Cordillera Cantábrica. Un esectáculo digno de presenciar al menos una vez en la vida.
Este año ha venido bastante frío al igual que el año pasado y las nieves no han llegado a retirarse del todo delas cumbres ya que las nevadas han llegado intermitentemente rellenando las calvas que el sol y la lluvia habían provocado en momentos de calma. Es por ello que los elafoideos como ciervos, corzos, etc...siguen en las zonas bajas para poder alimentarse. Ayer 2 poderosos machos de ciervo en lugarse diferentes lucían su cornamenta pero con la cabeza gacha ya que lo que primaba era alimentarse.

Ciervo (Cervus elaphus) con 13 puntas

Los ciervos presentan una cuerna ya pelada completamente, esos pierden la borra a finales de Agosto para tener la cuernalista para la berrea en Septiembre. Sin embargo los corzos pierden la cuerna a principios de invierno finales de otoño y algunos ya lucen una cuerna formada pero cubierta de borra todavía. Da la sensaión de que abrigan sus cuernas en invierno jejeje. Por lo que yo tengo comprobado, esta época es la que mayor número de corzos podemos observar en la cordillera cantábrica. Suelen estar más agrupados y el hecho de que esté nevado y los árboles no tengan hojas también facilitan su observacion. Ver a estos animales sestear al sol en invierno tiene una magia particular.

Macho de corzo (Capreolus capreolus) luciendo una cuerna cubierta de borra

Pareja de corzos

Pero la mayor sorpresa de ayer me la dieron unos pájaros que no se dejan ver a menudo. Hablo de mirlos capiblancos (Turdus torquatus). Una bandada increíble de 14 de estas aves descansaban en unos prados cercanos a una mata de robles. Realizaban vuelos en los que se peleaban y bajaban hasta el suelo enganchados. Si cuesta ver uno de estos animales, imaginaos dicha cantidad la ilusión que hace, y mucho más con comportamientos de este tipo. No tuve opción de fotografiar a la bandada entera ya que estaban lejos y volaban continuamente, pero si pude fotgrafiar a un ejemplar que paró a descansar en un roble. Es una imagen testimonial.

Mirlo capiblanco descansando en un roble de la cordillera

La escena de los mirlos sucedía mientras un zorro campeaba en busca de alimento bajo ellos y 2 corzos sesteaban al sol. Una escena idílica digna de recordar. Puede que los mirlos hayan escogido esta zona como regiçon de invernada asique estaré atento por si puedo observar sus evoluciones. Espero que os haya gustado la entrada y un saludo.

5 comentarios:

David dijo...

vaya pasada Héctor, con los gatos si que tienes estrella, está claro, y lo de los capiblancos es un pedazo de observación. Joder, 14 juntos nada menos.
un saludo

Iñapapel dijo...

cual es el equipo fotografico que usas??

Es una pasada de fotos, gracias por dar a conocer estas maravillas.

Juan A. Romairone dijo...

Una pasada de fotos Hector!!

Suso dijo...

Vaya montón de Capiblancos, ¿donde hiciste la observación?(al menos di el municipio)saludos

Lienzo tierra dijo...

No sé qué animal de todos los que has presentado me gusta más. Qué pasada el gato, es preciosísimo, qué hermoso el ciervo, qué bonito el corzo!!! El sábado estuvimos observando a uno con los prismáticos más de una hora, andaba tranquilamente, comía tranquilamente y sesteaba al sol de vez en cuando como bien dices. Mágico es observar a este duendecillo del bosque. Me volví a casa con satisfacción a pesar de oir de lejos los tiros de los cazadores, que no parecían ni preocuparle al pobre.

Lo de los mirlos también un lujazo.
Saludos Héctor!!! Preciosa la entrada.