sábado, 13 de octubre de 2012

Bramidos del norte

Le berrea de este año está dando los últimos coletazos y ha vuelto a ser bastante atípica como viene sucediendo los últimos años. Una acentuada sequía, supongo que influye en el comportamiento de los machos derivado de un irregular estado de celo en las hembras. Sin embargo, a pesar de ello, ha dado bastantes frutos en lo que a observaciones y fotografías se refiere.

Recuerdo la berrea del ciervo como una de mis primeras experiencias en el campo, ya que con unos 6 años nos metíamos el madrugón y la caminata a un lugar adecuado donde amanecer y donde casi siempre disfrutábamos de la berrea en soledad, ya que en aquel momento nadie se interesaba por dicho espectáculo natural. El ritual se repetía año tras año y a medida que he ido creciendo cada vez ha sido más complicado encontrar un lugar apartado donde se pueda sentir el escalofrío en el cuerpo al escuchar un macho de ciervo lanzando sus lamentos que retumban en los valles y montañas cantábricas. El interés por dicho acontecimiento ha ido creciendo con el paso de los años y los lugares que de pequeño nadie visitaba ahora son zonas con importante afluencia de público en tiempo de berrea. Hay que adentrarse en lo más agreste y recóndito de la cordillera, utilizando senderos abiertos por el ganado y muchas veces ni tan siquiera eso, para disfrutar del acontecimiento que marca el inicio del otoño.

Ciervo (Cervus elaphus) con 16 puntas berrando en un "fleital" en la Cordillera Cantábrica.

A mediados de Septiembre y acompañados por las primeras lluvias de finales de verano (hecho cada vez más infrecuente), los machos de ciervo comienzan a berrar con la intención de reproducirse. Los primeros días son berridas aisladas en el interior del hayedo o bien en los brezales cantábrico al amanecer y al atardecer. Sin embargo, a medida que pasan los días las hembras entran en estado de estro (celo) y es entonces cuando comienza la verdadera lucha por la reproducción y por perpetuar los genes. Los machos detectan el estado de estro de las hembras mediante la percepción de las feromonas emitidas por las mismas. Para ello presentan un órgano en la parte vomeronasal (paladar) denominado órgano de Jacobson, el cual detecta las feromonas y envía la información al cerebro. Para dirigir las feromonas, que no dejan de ser sustancias químicas, a dicho órgano los ciervos levantan el labio superior e inspiran. Dicha acción se denomina signo de Flehmen y comunmente se conoce como "hacer el feo".

Ciervo mostrando el signo de Flehmen.

Los machos van formando un harén de hembras con las que tienen intención de reproducirse, normalmente dicho harén también está ligado a una determinada zona o territorio. Otros machos también forman sus respectivos harenes, siempre en caso de que las hembras hayan dado el visto bueno. Berran continuamente para dejar claro a quien pertenecen dichas hembras y de vez en cuando intentan copular con alguna de ellas.

Macho de 16 puntas berrando en un "fleital" otoñado de la cordillera.

Sin embargo las hembras a veces se descarrían o aparecen hembras que no están aún en ningún harén, es entonces cuando los machos pueden acercarse. Primero intentarán devolver la hembra con las demás atajando el camino del otro macho. En caso de que uno domine claramente sobre el otro la cosa se queda ahí. Sin embargo cuando la balanza está equilibrada los machos comienzan a caminar pareados emitiendo berridas y haciendo muestra de su fuerza agitando la cabeza contra brezos y helechos y sacando despedidas muchas veces ramas de los mismos. Si ninguno de los dos se da por vencido entonces comenzará la pelea entre ellos enganchando sus cuernas de frente hasta que uno de los dos salga vencedor.

En esta imagen se cuentan bien las 16 puntas del macho.

El vencedor entonces vuelve con sus hembras y en ocasiones con hembras del perdedor ya que este suele alejarse emitiendo alguna berrida pero de forma constante. No obstante, esto no implica que sea el vencedor el único que se reproduzca con las hembras. Las peleas entre machos hacen que estos pierdan de vista a las hembras bastante tiempo, momento que jóvenes ciervos que no tendrían ninguna posibilidad cara a cara con un gran macho aprovechan para salir del piornal o el hayedo y reproducirse con alguna hembra de forma veloz (los ciervos cubren a las hembras en pocos segundos con una especie de brinco) para regresar al hayedo de nuevo. Este ejemplo deja claro que la frase "la supervivencia del más fuerte" no siempre es correcta y lo adecuado sería decir "la supervivencia del más apto", entendiendo por apto aquel individuo capaz de dejar descendencia.

El 16 puntas berrando de nuevo.

Al contrario de lo que mucha gente piensa el número de puntas no va relacionado con la edad del ciervo, al menos no completamente. Es cierto que un joven de un año tiene solamente una vara pero un ciervo de 7 años no tiene porque tener 14 puntas. El número de puntas en un ciervo va en función de la alimentación, la genética, el estado de sus testículos ya que en muchas ocasiones daños en los mismos pueden provocar deformidades en las cuernas, y por supuesto el estado de salud. Los machos de ciervo tienen un punto en sus vidas en los cuales están en plenitud, a partir de dicho momento comienzan a decaer y pierden cualidades.

Ciervo con 14 puntas en un "fleital" cantábrico.

La berrea es una época de gran desgaste para los machos ya que solamente emplean su tiempo en la defensa de las hembras, peleas con otros machos y reproducción. Por ello apenas se alimentan y no se aprecia ni un gramo de grasa en sus cuerpos, al contrario que a finales de verano donde los ciervos lucen panzas lustrosas de cara a afrontar semejante gasto energético. Además de dicho desgaste también hay que tener en cuenta la presión de caza sobre estos animales en esta época y la forma en que veo que se lleva a cabo últimamente. Todos estamos de acuerdo en que no pasa nada porque se cacen ciervos, es más, viendo la presión que tiene el lobo en la cordillera cantábrica es necesario. Otro gallo cantaría si se dejase que los lobos jugasen su papel. Sin embargo, es cada vez más frecuente que me tope con cuerpos decapitados de venados en tiempo de berrea. La caza solamente por un trofeo nunca la entenderé, si quieres tener el ciervo en el salón sácale una foto y la imprimes a buen tamaño, de esa forma podrás volver a la zona y disfrutar del animal en más ocasiones. La cuestión es que pegar un tiro a 200m no es tan difícil como hacer una foto a 30m.

Macho de 12 puntas berrando en una tarde húmeda en la cordillera cantábrica.

Todos los que salgáis al campo en estas montañas sabréis que a pesar de lo comunes que son los ciervos son animales que tienen difícil acercamiento ya que siempre están alerta y su olfato desarrollado sumado a unas grandes orejas parabólicas hacen que cualquier movimiento u olor alcance sus sentidos. Entonces quedan mirando en la dirección de la que provienen dichas señales y al mínimo indicio huyen. Sin embargo en época de berrea los machos bajan un poco más la guardia de lo normal y si están alejados de las hembras el acercamiento puede ser exitoso, ya que las hembras siguen pendientes de todo. Siempre he escuchado que la berrea es una época en la que la mayor confianza de los ciervos hace que sea buen momento para que los jóvenes lobos empiecen a tomar contacto con las técnicas de caza que aprenderán del resto de la manada, ya curtida en cacerías.

Macho de 14 puntas atento al extraño bulto que emite chasquidos de obturador.

Como comentaba al principio de la entrada, la berrea es más irregular que cuando observaba la misma siendo más pequeño. Los machos berran intensamente algunos días, mientras que otros no emiten ningún tipo de sonido. De forma tradicional se dice que la lluvia es la culpable de que los machos berren más, sin embargo este año algún día en los que el día anterior había llovido bastante, el silencio se apoderaba de los bosques cantábricos. Además he escuchado a ciervos berrar en épocas bastante atípicas como mediados de Julio o bien en invierno en el sur de la península. Además no se ven los grandes harenes que se veían hace unos años y ahora los machos suelen ir acompañados de un par de hembras o 3 como mucho.

Ciervo de 14 puntas berrando al atardecer.

Está demostrado científicamente que el ciervo puede causar un desequilibrio importante en los ecosistemas, siempre que este aparezca en abundancia, como todo, ya que los ecosistemas han de presentar un equilibrio natural. Puede causar impacto sobre las poblaciones de urogallo y corzo al competir por el alimento. No quiero que esta frase se interprete mal, ya que puede parecer que defiendo que se cacen los ciervos, para nada. Lo único que pretendo con ella es dejar muy claro la necesidad del lobo en la cordillera cantábrica. Un superpredador que mantenga a ralla a las poblaciones de estos animales de una forma natural y aprovechando totalmente los cadáveres para alimentar a la manada. La solución a la expansión del ciervo no debería ser ofertar un mayor número de batidas, debería ser la supresión de las cacerías de lobo.

Ciervo de 12 puntas berrando al atardecer.

La técnica utilizada para la realización de las fotografías es la de observar a distancia una buena zona donde se vea acción a la hora de berrar, pelearse y demás. Es esencial que tenga hayedo o bosque cerca ya que la intención es esperar escondido de frente al lindero y los machos van saliendo del hayedo a fanfarronear, momento en el que podremos tomar las fotografías. Personalmente, será porque es lo que he mamado desde pequeño, me gustan más las fotografías de ciervos realizadas en la cordillera cantábrica con animales en total libertad, que las de algunas zonas del centro y sur de la península en fincas privadas y zonas adehesadas sobre un suelo agostado, sin desmerecer para nada el mérito de las mismas.

Macho de 16 puntas saliendo del hayedo.

Espero que os haya gustado la entrada y a los que vivís la berrea en estas montañas os haya transmitido un poco de lo que yo llevo sintiendo muchos años. He tenido el blog abandonado muuucho tiempo y es por ello que espero poder coger la rutina de nuevo con él. Sé que siempre lo digo y nunca lo hago pero bueno. Un saludo y gracias por visitar el blog.