sábado, 20 de febrero de 2010

Breves pero intensas

La entrada de hoy va a ser breve ya que no hay demasiado que contar sin embargo son experiencias bastante intensas. Para empezar decir que el invierno sigue presenta ya que nieva intermitentemente cubriendo las montañas cantábricas y dando un aspecto suave a las duras peñas calizas.

Nevada sobre la montaña cantábrica

También decir que ayer pude ver otro mirlo capiblanco a 1 km en linea recta de donde vi el gran bando la última vez. En esta ocasión un ejemplar descansaba en lo alto de un árbol y aguantando un importante temporal entre una bandada de zorzales reales. En la fotografía podemos ver al mirlo junto a uno de los zorzales

Mirlo capiblanco (Turdus torquatus) junto a zorzal real (Turdus pilaris)

Para terminar decir que ayer pude ver otro gato montés de bastante tamaño en la vecina comarca de Omaña. Esto añade otro ejemplar más a la lista de avistamientos de gato montés en la cornisa cantábrica, algún día enseñaré un balance por comarcas del número de ejemplares que he visto en cada una. El animal en concreto reposaba sentado en un prado nevado al medio día. Aquí os muestro una foto, pinchadla para verla a más tamaño.

Gato montés (Felis silvestris)

Como dije era una entrada bastante breve pero espero que os haya gustado igualmente. Un saludo y gracias por visitar el blog.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Esperando

He titulado a esta entrada esperando porque muchas veces es como más cosas se ven en el monte. Estando quietos la vida sigue su curso normal a nuestro alrededor, sólo hay que tener un poco de paciencia y observar. He visitado el comedero que tengo preparado para aves este invierno y se aprenden muchas cosas en las largas esperas en el hide.
Podemos observar las relaciones entre diferentes especies a la hora de alimentarse. Quién domina a quién, quién come primero...También podemos comparar la confianza de diferentes ejemplares y especies aunque ya sabemos que dentro de la misma especie cada individuo es diferente.
La verdad es que este año bajan varias especies al comedero. Son bastante típicas pero no por ello hay que menospreciarlas. Del grupo de los páridos visitan asiduamente el comedero una pareja de carboneros y otra de herrerillos capuchinos. De esta segunda un ejemplar es muy desconfiado y realiza vuelos de prueba sobre el comedero antes de decidirse a posarse, sin embargo su compañero es bastante confiado.

Carbonero común (Parus major)

Herrerillo capuchino (Parus cristatus)

Como podéis ver, al lado del herrerillo capuchino hay un excremento, probablemente de ardilla, pero esa es otra historia que contaré más adelante.
Siguiendo con los pájaros también una pareja de trepadores azules se alimentan delante del hide tranquilamente. Son bastante agresivos con las demás especies y tienen el control de la situación. El ejemplar de la fotografía es un macho como indica el tono ocre oscuro bajo sus alas.

Trepador azul (Sitta europaea)

También un petirrojo, confiado como siempre, ha escogido el comedero para llevar mejor el invierno aunque hace tiempo que no se le ve por los alrededores. El ejemplar de la fotografía se posó en alguna ocasión justo debajo del objetivo de la camara a 30 cm de mi cara.

Petirrojo (Erithacus rubecuola)

También entran una pareja de mirlos comunes a los que no he fotografiado ya que la desconfianza dela especie requiere un mayor tiempo para que se acostumbre al ruido de obturador de la cámara.
Estas son las especies que he observado directamente dentro del comedero mientras estaba yo allí. Sin embargo hay otras especies que rondan el comedero sin bajar directamente. Un carbonero palustre se alimenta de las yemas de los abedules por los alrededores. Una bandada bastante importante de camachuelos hacen lo mismo y también se alimentan en el suelo. Siempre había visto a esta especie alimentarse perchando en las ramas más altas de abedules o sobre los frutos del serbal pero en el suelo pocas veces. Sin embargo desde el hide vi al bando alimentarse como si fuese una bandada de pinzones, caminando tranquilamente entre la hojarasca del abedular.

Macho de camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula) rondando el comedero

Unos cuandos arrendajos arman alboroto alrededor. El gavilán de la zona levanta a los pájaros alarmados cada cierto tiempo. También los agateadores comunes buscan alimento entre los liquenes de los abedules. Son basicamente insectívoros por lo que buscan pequeñas arañas y mosquitos que descansan entre las Evernias y las Usneas. Esta espece me parece mucho más tímida que el trepador azul a pesar de las similitudes en su forma de vida. Siempre busca la cara opuesta del árbol a la que tu te encuentras.

Agateador común (Certhia brachydactyla)

Herrerillos comunes y carboneros garrpinos también cantan por los alrededores junto a los mitos pero no se animan a dar la cara.
Pasamos ahora a tema de los mamíferos. En los días que la nieve cubría los alrededores del hide era fácil ver los rastros de zorros, jabalíes, corzos, micromamíferos, ardillas...El zorro lo ví en verano merodeando la zona y los corzos los veo o los escucho casi todos los días que estoy aguardando.
Con la ardilla me llevé una sorpresa el otro día. Casi siempre la veo en el trayecto de subida al escondite saltando de un roble a otro o quieta observando la situación. Sin embargo el otro día llevaba unos 20 minutos en el hide cuando veo un movimiento eléctrico en un abedul. Era la ardilla que roía las yemas de los abedules sobre las ramas más finas del mismo. Seguí sus movimientos un rato y al poco tiempo la vi guardarse enun amasijo de ramas en dicho abedul. Pasaron 2 horas hasta que salió de dicho amasijo por lo que me hizo pensar que puede tratarse del nido de la ardilla. Una sorpresa la verdad ya que había visto muchos posibles nidos de ardilla pero nunca con dicha observación visual. A continuación subo una foto de la ardilla en las proximidades del nido.

Ardilla (Sciurus vulgaris). En la esquina izquierda inferior de puede ver el posible nido en el que la ardilla estuvo unas 2 horas.

Espero que os haya gustado la entrada, gracias por visitar el blog y un saludo.

sábado, 13 de febrero de 2010

Sorpresas

Si hay algo que caracteriza la vida del naturalista es que por mucho que salgas al campo, nunca dejas de llevarte sorpresas. Puede ser ver una especie diferente, un comportamiento, un lugar en concreto...pero siempre vuelves con nuevas experiencias a casa. l caso es que ayer fue un día con bastantes sorpresas de este tipo.
Para empezar pude ver el primer gato montés de este año y además en la comarca de Laciana. Es la primera vez que lo veo en mi comarca vivo, encontré algún ejemplar atropellado y huellas y excrementos en abundancia pero por fin pude ver la elegancia al caminar de esta especie en mi tierra. Esto suma una comarca más a la lista de lugares en los que he tenido encuentros con los monteses. El animal en concreto campeaba por un prado moteado con nieve a unos 1300 metros de altitud y a las 2 de la tarde aproximadamente. Sus huellas quedaban impresas sobre las finas manchas de nieve y la verdad es que tenían un tamaño considerable. Siempre he tenido esrella con esta especie y los que sigáis el blog y me conozcáis un poquillo sabéis que me apasiona. Simboliza la paciencia, la espera, la técnica pulida a lo largo de miles de años, la eficacia...que no pierde el tiempo por decirlo de alguna forma. Su silueta se dibuja en los prados sentada, con sus orejas orientables moviendose en busca de cualquier sonido de un micromamífero que puede ocupar un acogedor lugar en su estómago en cualquier momento.
Es practicamente lo opuesto a un cánido como el zorro por ejemplo, campea distraidamente esperando que aparezca algo que llevarse a la boca en algún momento y no hace ascos practicamente a nada, sin embargo el gato montés está practicamente limitado a la carne. Aquí van un par de fotos del precioso ejemplar de ayer, con un tupido pelaje invernal y una mirada que atraviesa la carne.

Gato montés (Felis sylvestris)

Gato montés

Pronto comenzará de pleno el celo de esos animales dejando escuchar sus maullidos en las noches calmadas de la Cordillera Cantábrica. Un esectáculo digno de presenciar al menos una vez en la vida.
Este año ha venido bastante frío al igual que el año pasado y las nieves no han llegado a retirarse del todo delas cumbres ya que las nevadas han llegado intermitentemente rellenando las calvas que el sol y la lluvia habían provocado en momentos de calma. Es por ello que los elafoideos como ciervos, corzos, etc...siguen en las zonas bajas para poder alimentarse. Ayer 2 poderosos machos de ciervo en lugarse diferentes lucían su cornamenta pero con la cabeza gacha ya que lo que primaba era alimentarse.

Ciervo (Cervus elaphus) con 13 puntas

Los ciervos presentan una cuerna ya pelada completamente, esos pierden la borra a finales de Agosto para tener la cuernalista para la berrea en Septiembre. Sin embargo los corzos pierden la cuerna a principios de invierno finales de otoño y algunos ya lucen una cuerna formada pero cubierta de borra todavía. Da la sensaión de que abrigan sus cuernas en invierno jejeje. Por lo que yo tengo comprobado, esta época es la que mayor número de corzos podemos observar en la cordillera cantábrica. Suelen estar más agrupados y el hecho de que esté nevado y los árboles no tengan hojas también facilitan su observacion. Ver a estos animales sestear al sol en invierno tiene una magia particular.

Macho de corzo (Capreolus capreolus) luciendo una cuerna cubierta de borra

Pareja de corzos

Pero la mayor sorpresa de ayer me la dieron unos pájaros que no se dejan ver a menudo. Hablo de mirlos capiblancos (Turdus torquatus). Una bandada increíble de 14 de estas aves descansaban en unos prados cercanos a una mata de robles. Realizaban vuelos en los que se peleaban y bajaban hasta el suelo enganchados. Si cuesta ver uno de estos animales, imaginaos dicha cantidad la ilusión que hace, y mucho más con comportamientos de este tipo. No tuve opción de fotografiar a la bandada entera ya que estaban lejos y volaban continuamente, pero si pude fotgrafiar a un ejemplar que paró a descansar en un roble. Es una imagen testimonial.

Mirlo capiblanco descansando en un roble de la cordillera

La escena de los mirlos sucedía mientras un zorro campeaba en busca de alimento bajo ellos y 2 corzos sesteaban al sol. Una escena idílica digna de recordar. Puede que los mirlos hayan escogido esta zona como regiçon de invernada asique estaré atento por si puedo observar sus evoluciones. Espero que os haya gustado la entrada y un saludo.