domingo, 25 de agosto de 2013

Pito negro: El renacer del blog!

Pues por fin después de mucho tiempo sin actualizar el blog por diversos motivos me comprometo a tenerlo más al día que nunca a partir de ahora, no sin antes pedir mil disculpas a aquellos seguidores a los que he mantenido hambrientos tanto tiempo (que seguro que no son muchos). Aparte del lío universitario de máster, trabajos, proyectos y demás una de las causas por las que no actualizaba el blog era por no disponer del equipo necesario para procesar los videos en alta definición que grabo utilizando la reflex o bien una videocámara. Pues bien, ese equipo ha llegado y por fin puedo ponerme a montar videos como Dios manda de todo aquello que fotografío asi que seguramente a partir de ahora cada entrada irá acompañada de un video en condiciones. Procedo entonces con la entrada de hoy.

Siempre que pensamos en animales misteriosos, esquivos y tímidos nuestra mente nos traslada inevitablemente en la mayoría de casos a un entorno forestal. Un lugar donde el sol sale más tarde y se pone antes, donde las sombras de las hojas se confunden con seres fugaces que se escabuyen entre el ramaje. Los bosques son lugares en los que apetece perderse y sentarse a escuchar. Y es así, sentado en la masa boscosa como poco a poco iremos detectando la actividad de los moradores de estos lugares. Nos vienen a la mente osos, lobos o urogallos. Sin embargo también son lugar para animales menos emblemáticos como la salamandra rabilarga, el caracol de Quimper, la rosalía alpina, martas, agateadores o lirones. También por supuesto para el gran carpintero de nuestras montañas, el pito negro (Dryocopus martius).

Hembra de pito negro (Dryocopus martius)

Ya dediqué hace tiempo una entrada al blog a esta especie en la que mostraba mis primeras fotografías de la misma. Sin embargo esta vez fue diferente, por lo bien que se portó la pareja de pito negro, por la zona en la que están fotografiados y sobre todo por observar tan de cerca el oscuro plumaje y el pico marfil del picamaderos. A finales de invierno, principios de primavera los bosques permanecen desnudos en la Cordillera y es el mejor momento para detectar la presencia del píccido ya que canta de forma insistente alterado por el celo y lógicamente su avistamiento es más sencillo por la ausencia de follaje. Sin embargo, tras las cópulas y la elaboración del nido los carpinteros se vuelven silenciosos y fugaces. Sombras de ese bosque descrito al principio con el fin de no delatar la ubicación de la que será una nueva generación de pitos negros.

Macho de pito negro posado en la horquilla de un haya en un bosque cantábrico.

Escasos son los pitos negros en esta zona concreta de la Cordillera, por ello es importante la detección de las zonas de alimentación y reproducción. Para ello han de conocerse las señales básicas de la especie como grandes hoquedades en árboles putrefactos, muy necesarios para el desarrollo de larvas xilófagas de las que se alimenta la especie, o bien la detección mediante escuchas del canto de la especie. Es precisamente de esta forma como se elaboran la mayoría de censos de la especie en nuestro país, aunque afinando más se realizan mediante reclamo. El ornitólogo emite el reclamo de la especie a la espera de recibir una o varias respuestas y estimar el número de ejemplares, territorios, etc. en función del tipo de estudio. El canto más común del pito negro no recuerda demasiado a los demás carpinteros ya que parece más bien el chillido de una rapaz. Otro de los sonidos más comunes de la especie es el que emite en vuelo, una especie de cru-cru-cru bastante inconfundible.

Macho de pito negro sobre un haya.

Machos y hembras se diferencian, como se aprecia en las fotografías, por la ubicación de la mancha roja sobre su cabeza (píleo). La hembra presenta unicamente la parte posterior mientras que el macho tiene toda la cabeza en su parte superior. Recuerda a un cardenal, con el plumaje negro y el capirote colorado. De hecho recibe este nombre vernáculo en alguna zona de la montaña leonesa. Ambos alimentan a los pollos durante su crecimiento con invertebrados ,generalmente xilófagos, que encuentran en los alrededores del nido. Aprovecho para introducir aquí un apunte y es la especial y rigurosa precaución a la hora de fotografiar nidos. Jamás ha de anteponerse la foto al animal y es por ello que fotografiar nidos en periodo de incubación o bien con los pollos muy pequeños puede implicar el abandono del mismo, por tanto totalmente prohibido hacerlo. Estas fotografías están realizadas con los pollos crecidos, un par de días antes de que saltasen del nido y comenzasen su vida como adultos.

Macho de pito negro reclamando.

La escasez de luz en lo profundo del hayedo dificulta la toma de fotografías de la especie ya que obviamente no es prudente utilizar flash por las molestias que conlleva. Macho y hembra normalmente se alternan para alimentar a los pollos. Ya podemos diferenciar el sexo de los mismos desde que son pequeños ya que presentan los colores del píleo diferenciadores. Mientras los progenitores se ausentan en busca de comida, los pollos ya crecidos se asoman a la hoquedad horadada profundamente por sus padres. Una ventana a lo que será su futuro hogar. Un mundo de humedad, oscuridad y jugosas larvas. Dicho así no suena muy apetecible, sin embargo no hay sensación comparable a la de la inmensidad de un bosque cantábrico. Mientras están asomados emiten diferentes sonidos carraspeantes que se tornan agudos en cuanto detectan la presencia de uno de sus padres, amocionados por la llegada de alimento. Un día abandonarán el nido, pero regresarán cada noche a dormir a la seguridad del mismo durante un tiempo. No se aprende a ser el mayor pájaro carpintero de Europa de la noche a la mañana.

Hembra de pito negro cebando a uno de los pollos.

Reflejo del movimiento frenético de la cabeza de la madre al cebar al pollo.

Como dije antes a los pocos días de la realización de estas fotografías los pollos saltaron del nido y revoloteaban en el entorno del mismo mientras sus padres seguían cebándolos. Había sido criada con éxito la siguiente generación de grandes carpinteros. Lo de grandes es más que cierto ya que si algo sorprende la primera vez que se ve al animal es su tamaño. Acostumbrados a picapinos y pitos reales, el tamaño del pito negro, semejante al de una corneja, impresiona. He elaborado un pequeño VIDEO de algo más de un minuto de duración con imágenes de las sesiones que invertí en esta especie. Os recomiendo verlo en HD y a pantalla completa ya que gana bastante. Pinchad AQUI para verlo. De todas formas aquí os dejo el enlace: https://vimeo.com/73032769



Imponente silueta del pito negro. Se aprecia el grosor del potente pico preparado para horadar troncos.

Espero que os haya gustado la entrada. Un saludo!