El poco tiempo que tengo para salir estos días, es a hacer una ronda nocturna con el coche para ver si algo interesante cruza la carretera. El pasado jueves fuimos a dar una vuelta y nos topamos con un precioso ejemplar de cárabo común (Strix aluco). En la península concretamente habita la subespecie sylvatica.
Existe variedad en el patrón de coloración de estas aves. Yo concretamente la mayoría de cárabos que vi en mi vida seguían el patrón pardo, como el que vimos el último día. Quizá el tipo de vegetación condicione en parte la dominancia de cárabos de una tonalidad sobre los de otra. Aquí va una foto del ejemplar.

Lo de la leyendaa viene por lo que todo el mundo sabe. Esos cantos en forma de lamento que salían desde la profundidad del bosque eran motivo suficiente como para crear historias a su alrededor. Antiguamente cuando la gente vivía mas en contacto con la naturaleza, era fácil escuchar "el canto de la curuxa" con el cual los padres decían a sus hijos: Es mejor que vayáis a dormir no vaya a ser que venga la curuxa. Muchos de aquellos niños imaginaban como podía ser el bicho que aullaba de aquella manera, muchos de ellos no conocen aún de adultos su verdadera cara y es una pena la verdad. Lo estridente de su canto contrasta con lo sigiloso de su vuelo, aún estando pegado a él no lo escuchas levantar el vuelo. Las plumas de los strigiformes (rapaces nocturnas) están adaptadas al sigilo y su cabeza, a la percepción extrema de sonidos gracias al desarrollo del disco facial que actúa de parabólica. Tengo algunas plumas de cárabo encontradas en mis salidas al campo y se puede apreciar la pelusilla y el diseño que las hace tan silenciosas.
A mi en particular el canto del cárabo es uno de los sonidos que más me gusta de la naturaleza. Trae a mi mente muchos recuerdos de amaneceres en el monte que eran una especie de introdducción a los avistamientos que se iban a producir a lo largo del día. Al igual que los cantos del cuco en las mañanas de mayo con la explosión primaveral de la naturaleeza.
Del cárabo, decir que solamente lo vi una vez completamente de día. Posado en un árbol a la orilla del río. También de coloración parda. El resto de observaciones fueron al oscurecer viendo una silueta volando con las últimas luces o completamente de noche posados junto a la carretera o cruzando la misma en vuelo.

Es un ave que aunque habite en casi toda la península, a mi me transmite la esencia de los rincones ocultos del bosque atlántico, de lo salvaje, de las mañanas de niebla y los amaneceres en el monte.
Los cárabos están en celo en estos meses de Diciembre y Enero asique esperemos que les vaya bien este año con sus puestas y que sus pollaradas salgan adelante para que dentro de unos años sigan poniendo los pelos de punta con su canto a aquellos que amamos tanto la naturaleza. Una última foto del cárabo del jueves.

Espero que os guste y un saludo.