Son unos animales magníficos y capaces de transmitir sensaciones que pocos pueden. La sensación entre respeto y miedo que provoca el movimiento del cuerpo aplanado de una víbora es difícil de explicar. La pena es que estos animales han estado mal vistos por la sociedad desde hace mucho tiempo. Las víboras sólo muerden si se ven acorraladas y no existe otra opción que atacar. Sin embargo muchas personas no dan opción a la huida ya que lo primero es bajarle un "guichadazo" a la cabeza.

La víbora de Seoane es uno de los máximos representantes de la cordillera. Endemismo ibérico dividido en 2 subespecies: la nominal que se distribuye por País Vasco y Cantabria y la cantábrica que ocupa Asturias, norte de León y Galicia. De la cantábrica es de la que hablaremos. Se dice que su veneno es más tóxico que la otra subespecie y que el resto de víboras ibéricas, aunque la cantidad que inocula es menor en comparación por ejemplo a la víbora hocicuda (Vipera latasti)
Como podéis observar en las fotografías, la Víbora de Seoane tiene el hocico poco elevado y más redondeado que otras Viperas. Aparte presenta una única hilera de escamas entre el ojo y las escamasa supralabiales. En ocasiones puede presentar alguna hilera incompleta. Aquí adjunto un detalle de la cabeza para que os fijéis. La pupila vertical la delata.

Lo mejor que se puede hacer cuando se ve una víbora es dejarla seguir su camino, ya que manipularla sin conocimiento puede dar lugar a una mordedura que provoca hinchazón y pinchazos agudos. Bajo ningún concepto hay que matarla, eso por supuesto. Matando una víbora se demuestra ignorancia al no saber que ella te teme más que tu a ella y que no atacará a no ser que la molestes. Desde hace mucho tiempo, todo lo que no sirve para el hombre (porque no se come, o no se caza, o no se pesca, o no aporta beneficios aparentes...) se mata, y no es justo.
Recuerdo que alguna vez me contaron de ver a algun perro o gato casero en los que de un día para otro habían aparecido bultos en la cara, posiblemente por la picadura de una víbora. En la siguiente foto podéis apreciar que el extremo de la cola es de un tono amarillento, carácterístico de esta especie.

Pero a pesar del veneno de la víbora, esta presenta un buen número de depredadores. Entre ellos se encuentran gatos monteses, erizos, águilas culebreras, ratoneros...
Ellas se alimentan de anfibios y otros reptiles sobre todo aunque no hacen asco a un pequeño pájaro o un ratón.
Supongo que alguna vez habréis visto la actitud de defensa de una víbora. Lo primero es intentar huir por todos los métodos. Despues se aplastará sobre si misma y se hinchará progresivamente para parecer de mayor tamaño. Es un animal apasionante y que es clave en el ecosistema cantábrico.
La primera vez que vi una víbora no recuerdo los años que tenía, pero fue en una zona cercana a donde vi este juvenil, aunque en aquella ocasión se trataba de un ejemplar adulto.

Un hecho curioso que se comenta es que alguna gente es que hace unos años, grupos ecologistas soltaron víboras desde avionetas para que se alimentasen las rapaces. Este hecho es completamente falso. Lo primero porque no existen criaderos de víboras de esta especie con ese fin y segundo porque se gastaría mucho dinero en paracaídas para víboras jajaja (no se a quien se le ocurre que podrían resistir el impacto). Algo parecido se piensa de los topillos. A la gente le cuesta entender que la naturaleza sufre ciclos en los que varía el tamaño de las poblaciones de determinadas especies, todo depende de las condiciones de ese año.
Espero que hayáis aprendido algo sobre este maravilloso animal y que en el caso de que hayais matado alguna víbora, la próxima vez en lugar de ello, disfrutéis de sus elegantes movimientos y la dejéis en paz. Un saludo