domingo, 4 de septiembre de 2011

Cabra montés en Los Ancares

Han sido varios los años que he visitado las poblaciones de Cabra montés introducidas hace más de 15 años en la zona de los Ancares leoneses. La cabra montesa habitó la cordillera cantábrica hasta el siglo pasado, pero fue una de las pocas especies singulares que se extinguió en nuestra cordillera, junto al lince a mediados de siglo XX o el quebrantahuesos, por mencionar los casos más recientes. Los restos paleontológicos de esta especie en la cordillera son abundantes en simas y pozos, siendo un cráneo de cabra montesa completamente cubierto por restos de calcificación de las estalactitas el más conocido en Alto Sil.
Sin embargo en ciertos puntos de la Cordillera como los Ancares o la montaña de Riaño ha sido introducida la subespecie Capra pyrenaica victoriae correspondiente con poblaciones naturales en la sierra de Gredos, Cáceres o las Batuecas.
La zona en la que han sido introducidas las especies se corresponde con un circo glaciar a una altitud superior a los 1500 msnm con abundantes cortados para que se refugien los ejemplares y alimento. En la misma zona también ha sido introducido el rebeco cantábrico con fines cinegéticos.

Cabrito de cabra montés (Capra pyrenaica victoriae) en Ancares.

En esta época las cabras montesas forman rebaños de hembras con crías y algún macho joven por un lado y machos adultos y algunos otros jóvenes por otro lado. Los grandes machos sólo se acercan a las hembras en la época reproductora que suele coincidir con el principio del invierno. El grupo de hembras con crías pastaba tranquilamente en una ladera cargada de arandaneras a la sombra de los cortados formados por la erosión glaciar hace miles de años.

Hembra adulta de cabra montés (Capra pyrenaica victoriae)

La verdad es que son unos animales bastante confiados para lo que está uno acostumbrado y dejan acercarse sin demasiados problemas, marcando siempre el límite con un agudo silbido y una patada al suelo que indica donde tienes que pararte y dejar que sigan llevando a cabo su vida ante nuestros ojos sin apenas inmutarse.

Retrato de cabra montés



Imágenes de cabras montesas alimentándose y acicalándose en montes ancareses

Eran 4 las subespecies de Capra pyrenaica que habitaban nuestra península hace relativamente poco. La subespecie nominada, Capra pyrenaica pyrenaica, conocida como Bucardo que habitaba los pirineos y cuyo último ejemplar murió al caerle un árbol partido por un rayo en el año 2000. Capra pyrenaica lusitanica habitaba la frontera entre Galicia y Portugal y se extinguió a finales del siglo XIX. Capra pyrenaica hispanica habita sierras de la vertiente mediterránea con gran población en Sierra Nevada. Por último está la subespecie victoriae que es en la que nos centramos. Pinchando aquí podéis ver las diferencias entre las subespecies.
Las cabras fueron saliendo poco a poco de la zona sombría hacia la zona soleada donde dejaron de alimentarse principalmente de hierba y pasaron a alimentarse de las hojas de los abedules que crecen por la zona. Las cabras domésticas ejercían parcialmente, al aparecer en números abundantes en los montes de la cordillera como consecuencia del pastoreo, un papel de saneamiento en muchas ocasiones alimentándose por ejemplo de la hiedra que hoy en día cubre muchos árboles llegando a secarlos. Sin embargo también se alimentan de brotes juveniles de árboles y arbustos impidiendo su proliferación.

Macho joven y 2 hembras de cabra montés

Hembra de cabra montés

Cabra montés alimentándose de las hojas de un abedul.(Como siempre pinchad en la imagen para ampliarla)

Dimos un recorrido por la zona para ver si teníamos suerte con el grupo de machos y dimos con ellos en una cresta donde el viento suavizaba los efectos del calor de media mañana. Como bien sabréis podemos calcular la edad de los machos mirando los anillos o nudos de sus cuernos ya que siempre los conservan sobre su cabeza. Al contrario que las cuernas (ciervos, corzos...) que son caedizas y crecen cada año por completo. Las diferencia entre cuernos y cuernas se aprende pronto en la carrera de Biología. Además los cuernos los presentan los machos y las hembras mientras que las cuernas sólo las presentan los machos (excepto en los renos que también las presentan las hembras). Los cuernos son córneos (restos cuticulares endurecidos sobre un molde interno de hueso) mientras que las cuernas son óseas.


Machos de cabra montés descansando en una cresta.

Para que os hagáis una idea del ambiente y la altitud en la que se desenvuelven estos animales en Ancares, una familia de acentores alpinos se alimentaba de pequeños ortópteros de montaña entre unas rocas cerca del rebaño de los machos.

Juvenil de acentor alpino (Prunella collaris)

Tras la observación de las correrías de los acentores y el disfrute de las espectaculares siluetas de los machos bajo cielo leonés, estos se dirigieron a un cortado sombrío para tumbarse y esperar a que pasase las horas de mayor calor del día. Cuando estos animales se desplazan sus cuernos chocan generando sonidos secos que retumban en los valles, imagino entonces el calibre de dichos sonidos en las peleas invernales de estos animales. Pudimos disfrutar de juegos de jóvenes cabras emulando a los adultos en dichas peleas pero supongo que no son comparables a la embestidas de los adultos desde una posición vertical.
Es cuando los machos están tumbados y más separados cuando puedes individualizar a los individuos, observando sus características y pudiendo diferenciarlos de los demás ya que aunque a primera vista los animales parezcan todos iguales, la genética hace que cada uno sea diferente a los demás y en ocasiones nosotros podemos apreciarlo, igual que el pastor acaba conociendo a cada una de las ovejas de su rebaño. Primero los ejemplares jóvenes.

Macho joven rascándose. Las cabras utilizan los cuernos para rascarse la parte trasera de su cuerpo adoptando la posición que se observa en la fotografía, es un acto que realizan muy a menudo.

Joven descansando.

Macho joven tumbado entre arandaneras.

Machos jóvenes jugando sobre una parte del rebaño.

Ahora os muestro los machos más maduros del rebaño, cada uno en su atalaya observando pacientes el valle y al resto del rebaño bajo sus patas.





Imágenes de machos de cabra montés descansando a la sombra.

La verdad es que impresione observar los movimientos de estos machos entre las peñas y sobre los cortados de estas montañas. Fijándonos bien apreciamos la desarrollada musculatura del cuello de los machos y las callosidades oseas que presentan en la parte frontal de la cabeza para amortiguar los fuertes topetazos en la época de celo.
Finalizo la entrada con una imagen de las cabras con las montañas de la cordillera de fondo como una especie de viaje en el tiempo a la época en la que estos animales poblaban los peñascales de alta montaña sin la intervención del ser humano. Un saludo y espero que os haya gustado la entrada.

7 comentarios:

ferreiro dijo...

muy buena serie menuda fotos un saludo

Salva Recio Urbano dijo...

Hola Hector, menuda serie y menudo blog, te felicito por ambas cosas, desde hoy ya tienes otro seguidor más, te voy a colocar en mi lista de blog, espero que no te moleste. Un saludo.

Jesús Dorda dijo...

Muy bonita y completa esta entrada.
Has ofrecido un estupendo panorama de toda esa población caprina y, por si fuera poco, casi nos transportas a tus queridas montañas.

Anónimo dijo...

Me encanta ir a verlas, nunca defraudan y son tan fotogénicas como el paisaje en el que viven. Tuviste suerte, pues no siempre están ahí. Se mueven entre tres picos.

Impecable artículo sobre las cabras. Me atrevería a decir que el mejor que hay por la red. Las fotos como siempre de buenas. Mis felicitaciones.

Jose A. Sencianes Ortega dijo...

Fantástica colección de fotos de cabras, en un entorno espectacular. Hay una de un macho de frente con un fondo de piedra que es tremenda. Un saludo!

Antonio Atienza Fuerte dijo...

Impresionante documento de cabras, me ha gustado muchísimo. Gracias por compartirlo.
Un amigo.
Antonio Atienza

Bruno MG dijo...

Magníficas imágenes de las monteses de la zona, simplemente geniales.
Tenéis también rebecos y os faltan sólo Muflones, ésos espléndidos carneros de montaña.